Ultimate Fryjol

Conocí el ultímate hace menos de un 2 años, tal vez, hace un año y medio si queremos ser exactos. Lo había visto en una película y cuando me entere que algún grupo de gente estaba empezando a practicarlo no dude en intentarlo. Esa misma noche pospuse algún trabajo de último semestre para dedicarme a conocer más acerca de ese “nuevo” juego en la ciudad. Ese día, por primera vez, leí acerca de lo que es el espíritu. El principio rector de nuestra pasión. En los días posteriores, mientras seguía frecuentando los juegos informales de lo que entonces era un incipiente equipo, me sorprendió el contraste entre lo que se predicaba en lo que había leído y lo que se veía en la vida real. Luego me entere, que muchos de esos jugadores que me encontré al inicio de la historia de mi equipo, llevaban jugando entre 8 0 9 años de diferentes versiones del deporte y que, por eso, el concepto del espíritu que tan en contravía va con todo lo que nos han enseñado desde niños en este país, era para ellos algo menos que un invento. Para mí, no es coincidencia que, desde el momento en que tuve más trascendencia en las decisiones a través de mi matrimonio con el espíritu, el número de jugadores de mi equipo haya aumentado exponencialmente. He visto de primera mano, como, de los 8 o 10 que empezamos, hemos pasado a ser cerca a 150 jugadores en Ibagué, he visto al espíritu cambiar vidas, alejar vicios, mejorar relaciones, he visto que, el espíritu, mas allá de una regla en un deporte, es, si se quiere, un compromiso de vida.

Y es que, antes de poder dar mi opinión acerca de cómo promover y ensenar el espíritu, es necesario contar que es el espíritu para mí. La WFDF tiene su concepto, cada equipo a su modo, tiene su concepto e incluso dentro de cada equipo las visiones de este concepto son tan numerosas como su nomina. Aprender el reglamento y honrarlo, saludar, felicitar, respetar y ensenar, son algunas de las palabras que intentan resumir lo que nos interesa, mas allá de eso, hay una frase que representa el espíritu, “es el conjunto de políticas de vida, comportamientos y actos que logran que, en todo momento, sus rivales y sus compañeros se alegren de jugar con usted”. Me gusta decirle a los jugadores nuevos, que son, en el caso de mi equipo, cada vez mas jóvenes que, el espíritu, es la oportunidad que la vida les dio para ser, por el resto de su vida, ciudadanos de bien. La oportunidad de ser honesto, de decir la verdad, de no guiarse por la tan colombiana ley del “mas vivo” es algo que, una vez aprendido no con el objetivo de ganar partidos, sino con el objetivo de ser un mejor jugador no te abandona nunca.

Así que, llevándolo a la parte practica. Enseñar el concepto de espíritu antes de que un jugador nuevo haya decidido si quiere seguir practicando el deporte o no, deber ser prioritario, puesto que, para algunos, es esto, uno de los factores para seguir practicando el deporte. Sin embargo, debe ser un proceso de enseñanza cuidadoso, para no lucir como un predicador. Lo primero y mas primordial, es definir su concepto de espíritu como capitán y en relación a esto, definir la política que su equipo va a asumir en el tema. Los equipos deben “casarse” a nivel institucional con una identidad y de ahí, definir estrategias que protegerán ese objetivo, por ejemplo, un equipo debe definir que se considera espíritu dentro de un entrenamiento.

En coherencia con lo anterior, y una vez definida la identidad del equipo se deben utilizar elementos de promoción, por ejemplo, si su política es la protección del espíritu a todo costo, se deben hacer talleres obligatorios en horarios de entrenamiento acerca del reglamento, de cómo hacer un llamado respetuosamente, de cómo estar en desacuerdo con un llamado, en fin, de los aspectos relacionados con el tema durante el juego. Además, dentro del proceso de promoción, uno de los elementos más importantes es que siempre se haga retroalimentación después de los juegos competitivos y/o torneos, esta debe ser un proceso muy completo donde haya interlocución y tantas observaciones como sea posible. Además, se debe promocionar el conocimiento del reglamento que necesariamente mejora el nivel de espíritu, a través de un blog del equipo o de emails de capitanía debe comunicarse, y asistirse con la interpretación de las reglas. Es importante que haya un “tutor” del espíritu, quien debe estar en capacidad de aclararles dudas a los jugadores nuevos en todo momento, pero que además, este investido con la autoridad explicita e implícita para poder hacer correcciones en este aspecto a los jugadores nuevos y también a los viejos.

Por ultimo, hay que identificarse totalmente con la enseñanza por ejemplo, nadie va a creer en lo que se comunica en un proceso de promoción como el que se describió en el párrafo anterior si a la primera oportunidad su capitán y/o su guía en el tema se van a aprovechar, esto se debe extender a los entrenamientos y en general a todas las actividades vinculadas con el club.

Soy un gran creyente del espíritu como vehículo promotor del deporte, como elemento diferenciador y como concepto formador de jugadores y ciudadanos, creo firmemente que la evolución de la comunidad nacional nos llevara ineludiblemente a tener observadores oficiales en los torneos nacionales, y que esto no es un concepto que este en contravía con el espíritu. Y sin embargo, siendo el elemento mas importante de nuestro juego y el concepto por el que debemos luchar mas, aun faltan esfuerzos como comunidad, este, por ejemplo, es de resaltar, esperemos que como debe ser, de manera silenciosa y respetuosa rinda sus frutos.

Espíritu!